¿Nunca habéis tenido ganas de ser invisibles o al menos de poder desaparecer por unas horas de todo lo que nos rodea? Yo personalmente sí, y aunque pueda sonar raro por eso envidio a Alicia.
Ella tiene la oportunidad de trasladarse a un mundo totalmente paralelo al suyo, donde no importa quién eres ni nada de lo que has hecho hasta el momento. Allí tu pasado no cuenta y eres libre para actuar como quieras ser sin tener en cuenta qué pensaran de ti. ¿Quieres gritar y saltar como si se te fuese la vida en el intento? Pues hazlo, como mucho creerán que estás un poco loca, total hoy en día quién no lo está.
Sin embargo pienso que Alicia no aprovecha la oportunidad que le brinda el destino, quizás porque aún es demasiado joven y las decepciones no abundan en su currículum.
Lo que daría por poder llevar en el bolsillo una seta que me permitiese cambiar de tamaño… ¿Cuántas veces en 19 años habré escuchado el tan famoso “Ojala se me trague la tierra”? Pues ese sería el momento perfecto para morder la seta y convertirte en una personita de 20 cm. O por el contrario, ¿quién no ha sentido la necesidad alguna de vez de aplastar a cierta persona como si fuese una mosca? No sé vosotros, pero yo me declaro culpable de desear morder el otro lado de la seta para ser un gigante y no tener miedo a nada.
En definitiva, siempre es bueno tener tu propio “bunker” para aislarte del resto del mundo y poder ser quien siempre quisiste ser.
Ella tiene la oportunidad de trasladarse a un mundo totalmente paralelo al suyo, donde no importa quién eres ni nada de lo que has hecho hasta el momento. Allí tu pasado no cuenta y eres libre para actuar como quieras ser sin tener en cuenta qué pensaran de ti. ¿Quieres gritar y saltar como si se te fuese la vida en el intento? Pues hazlo, como mucho creerán que estás un poco loca, total hoy en día quién no lo está.
Sin embargo pienso que Alicia no aprovecha la oportunidad que le brinda el destino, quizás porque aún es demasiado joven y las decepciones no abundan en su currículum.
Lo que daría por poder llevar en el bolsillo una seta que me permitiese cambiar de tamaño… ¿Cuántas veces en 19 años habré escuchado el tan famoso “Ojala se me trague la tierra”? Pues ese sería el momento perfecto para morder la seta y convertirte en una personita de 20 cm. O por el contrario, ¿quién no ha sentido la necesidad alguna de vez de aplastar a cierta persona como si fuese una mosca? No sé vosotros, pero yo me declaro culpable de desear morder el otro lado de la seta para ser un gigante y no tener miedo a nada.
En definitiva, siempre es bueno tener tu propio “bunker” para aislarte del resto del mundo y poder ser quien siempre quisiste ser.
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